El Beso.



Uno realmente nunca regresa de la guerra. Nuestro mundo habitual se transforma sin remedio. Ahora, todo luce distante... irreal. Nada se ve ni se siente como antes, hay demasiada sangre en la mirada, excesiva muerte corre por las venas. Mi llave ya no funkaHe tenido que pedir permiso para entrar en "nuestro" apartamento. La portera me ha preguntado que si soy familiar de la "joven" o del "señor". Al menos accedió a abrirme la puerta porque le parecí "conocido". He tomado una cerveza de la heladera. Es una marca extraña pero sabe bien. Busco en vano en los cajones de nuestro cuarto algo indefinido. Trato de encontrar algún vestigio que me conecte con el pasado... pero nada queda. Sobre el tocador hay nuevas fotos que hablan de una felicidad que me es ajena.

En mi estudio, ya no cuelga del muro mi guitarra Fender StratocasterTampoco está mi piano eléctrico. Me he vuelto extranjero en mi propia casa. Empiezo a dudar si alguna vez viví aqui o solo fue un sueño.
Creo que es hora de marcharme... Ha terminado la guerra, pero he perdido mi lugar. Pensaba dejarle una nota, pero he desistido. Los "fantasmas" no podemos escribir, no debemos. En el pasillo de salida, —en el librero lateral—, hay una pequeña caja de música que me es familiar. Curiosamente al abrirla, he encontrado escondido un viejo beso sin usar; un regalo del tiempo, deshidratado, camuflado en unas notas musicales...
Pero que increiblemente... ¡Aún funciona!..



Música: Robin Guthrie & Harold Budd - How Close Your Soul