Eras una reliquia del tiempo
de esas que marcan una época
Te aferraste a mi memoria vital
y no me abandonaste nunca
Me enamoré de ti a primera vista
A través de tu piel cristalina
pude descubrir tu ingenio interior
esa magia que poseías
Te prometí solemne hacerte mía
rebozarte con mis predilecciones
Regresaba a ti una y otra vez
a ese sombrío rincón dentro del bar
donde casi siempre silenciosa
parecías esperarme paciente
Tu cuerpo cintilaba sus luces
albergaba sueños tan lejanos
decenas de voces distintas
cantos de amor y de tristeza
sibilinos para los lugareños
Parecías una esclava extranjera
adquirida en el mercado negro
de algún remoto país
Por un comprador inconciente
de tu valor y de tu memoria...
Nadie entendía tu nomenclatura
ni comprendían tus cantos
Quienes ya me reconocían
en esa cantina de mala muerte
sabían que podía hacerte cantar
pulsando en tu cuerpo extravagante
raras combinaciones:
A29, C25, F15 y luego
tu interior entraba en acción
sonaban extraños ruidos...
De pronto, todos volteaban
Girando a 45 revoluciones por minuto
¡Surgía Elvis Presley cantando!
"You saw me crying in the chapel..."
Ahí estaban todos juntitos
en tu vientre misterioso:
The Kinks, Yardbirds, Little Richard
The Who, The Animals, Bob Dylan...
Esperando cada uno su turno al azar
mientras disfrutaba mi cerveza
Todos fuera de contexto en ese lugar
enclavado en el desierto indígena
en aquel remoto y seco pueblo
ajeno a la tecnología y al futuro
pero al alcance de un forastero
que abrazaba con gusto tu embeleso
mitigando su distancia con tus voces
y seduciéndote con unas monedas...
Siempre me pregunté cómo llegaste hasta ahí...
Ahora, después de tantos años me pregunto
cómo llegué yo hasta ti, y conociéndote,
no te traje conmigo...
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