¡Uff, que gran alivio!
Pero qué sueño mas retorcido...
Soñé que habitaba en un mundo extraño,sus colores saturados e irreales
inundaban estridentes mis retinas,
mi cuerpo se movia denso, errático,
como dopado por una droga dura, aferrado a la gravedad del suelo...
El amor era una necesidad,
creer, un salto de fe al vacío,
respirar, una simple inercia,
dormir, obligación forzada,
trabajar, cuestión de subsistencia,
el tiempo, un látigo implacable,
el lenguaje, comunicación alevosa,
la supervivencia, el propósito final,
y la hipocresía la moneda de curso...
El ruido en las ciudades nunca cesaba,
aun las noches llenaban el silencio
de sirenas quejumbrosas de fatalidad
esparcida aleatoriamente por el asfalto,
Todo era mecánico, tóxico, o prohibido,
la opresión se escondía tras los rostros
en la alegría comprada de los sentidos...
Era como ir muriendo en vida a plazos,
deambulando en un mundo sin sentido,
diseñado por un demiurgo malhumorado,
empecinado en medir nuestra resistencia...
Con cada aliento mi cuerpo se consumía,
con cada latido... ¡Beep! ¡Beep! ¡Beep! ¡Beep!
¡Puff...! Son las 7:00 de la mañana,
hora de levantarse para ir al trabajo...
¡Demonios! ¡Me lleva la fregada!
¡He regresado de nuevo!Sigo sin poder despertar
de éste maldito sueño obsesivo...
Painting: Mark Lague
¡Vaya¡, un despertar que devuelve a la realidad más irreal: la de la cotidianidad, de la que no podemos escapar ni en nuestros mejores sueños.
ResponderEliminarPero, la vida es sueño…y soñar ayuda a no volverse loco, pese a esos sueños que duelen de tan reales.
Besos.
La eterna pesadilla de la vida echa realidad desde los sueños.
ResponderEliminarSaludos