En el momento crepuscular,
del ocaso de mis noches,
y el amanecer de tus días…
se formula nuestro encuentro,
en la fragua metafórica de dos espacios,
dos territorios interiores que convergen
y colapsan el tiempo en el hechizo,
dos corazones solitarios que se encuentran
en el meridiano perfecto del deseo.
Te adivino y te percibo desde lejos
en el lugar común de los tránsfugas de lo ordinario,
de los Prometeos que retornan del fragor de lo adverso.
hierofantes de misterios ancestrales,
caminantes de senderos sin retorno,
de bifurcaciones que flagelan voluntades,
de convicciones que templan el espíritu.
Ahí donde terminan los sueños de opio de la razón,
inicia el camino a la libertad sin prisa, sin agenda,
el alma se mueve como sutil viraje de cardumen
en el lago cristalino del templo de los ojos.
Ahí te espero y me esperas,
mis continentes retienen tu mar profundo y vasto,
y reclamo las caricias y secretos de tu piel,
los deseos mas privados de tu cuerpo.
Escucharé tus noches de silencio,
las historias sin fin de tu memoria,
y trenzaremos nuestros sueños con pasión
reescribiendo el verso primo del libro de Taliesin.
.
.
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del ocaso de mis noches,
y el amanecer de tus días…
se formula nuestro encuentro,
en la fragua metafórica de dos espacios,
dos territorios interiores que convergen
y colapsan el tiempo en el hechizo,
dos corazones solitarios que se encuentran
en el meridiano perfecto del deseo.
Te adivino y te percibo desde lejos
en el lugar común de los tránsfugas de lo ordinario,
de los Prometeos que retornan del fragor de lo adverso.
hierofantes de misterios ancestrales,
caminantes de senderos sin retorno,
de bifurcaciones que flagelan voluntades,
de convicciones que templan el espíritu.
Ahí donde terminan los sueños de opio de la razón,
inicia el camino a la libertad sin prisa, sin agenda,
el alma se mueve como sutil viraje de cardumen
en el lago cristalino del templo de los ojos.
Ahí te espero y me esperas,
mis continentes retienen tu mar profundo y vasto,
y reclamo las caricias y secretos de tu piel,
los deseos mas privados de tu cuerpo.
Escucharé tus noches de silencio,
las historias sin fin de tu memoria,
y trenzaremos nuestros sueños con pasión
reescribiendo el verso primo del libro de Taliesin.
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