Tres aves en el umbral de la muerte




Aferradas a un cable de alta tensión,
en el ritual de pasaje de las aves que deciden su propio fin,
tres aves en el umbral de la muerte,
clavan su mirada perdida en el horizonte con desolación.
En ellas no queda más, que la espera del relámpago final,
el arco voltaico que termine por fin con sus días,
ahora llenos de vacío, dolor y frustración.

Bajo el cielo gris metálico de borrasca ensombrecido,
se escucha el triálogo fúnebre de sus últimos cantos.

El Halcón.
“Viví mis días enteros entregado con deseo y pasión,
me cubrí con la capa invisible del insomnio nocturno,
entregado al placer febril como kamikaze me arrojé,
sobre el fuego ardiente de su auto combustión de mujer,
disfrute de los sentidos la textura y fragancia de su ser,
cartografié con las alas del deseo toda su piel
y penetré obsesivo sus húmedos secretos hasta que me agoté.
Pero ella no estaba ahí…
Solo un abismo profundo y frío que hirió de muerte a mi pasión dolida”


La Astrapia
“Desplegué mis largas alas de ilusión multicolor
y recorría horizontes lejanos de promesas y quimeras.
Sobre territorios de ensoñación y fantasía me remontaba,
con vuelo grácil que a sus ojos tristes motivarla intentaban.
Tejía urdimbres de cantos, imágenes y magia,
de cielos sutiles abonados con esperanza…
Pero ella no veía…
Su mirada perdida en si misma, hirió de muerte mi ilusión creadora”

El Quetzal
“Sobre el paraíso de bosques fértiles de esplendor y de belleza,
ofrecí mi canto pleno de sonoridades y variantes.
Con las alas de mi amor para ella yo construía,
la prometida tierra llena de fragancias y datura.
Reinvente la sinfonía de la tierra y la natura
y un coro de ángeles y devas me seguían…
Pero ella no escuchaba…
Ensordecida por la estridencia interior de su pasado oscuro,
Ignoró el sonido armónico que se ha perdido en el vacío.”


El ave Fénix ya no puede resurgir de nuevo,
la pasión, la gracia y el fuego se han marchado,
se han retirado a morir sin esperanza, sin anhelos,
renunciando a la simbiosis que animaban,
el corazón inmortal que ahora muere,
infectado de tu ausencia y de la nada.
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